La paceña Erika Elizabeth Castrillo, es puericultora especialista en lactancia y crianza, su función es acompañar a las familias desde la gestación hasta el destete, abarcando temas como: acople correcto, dar pecho no debe doler, afecciones, procesos de relactación, sueño seguro, cuidados del recién nacido, y muchísimos temas de interés general.
Al comenzar la entrevista, Castrillo brindó información importante e interesante a la hora de saber cómo se debe actuar ante el comienzo de esta etapa.
“Antes de pensar en algo difícil y dramático, recalquemos que la angustia por separación es una etapa completamente normal en el desarrollo de los bebés y suele manifestarse entre los 6 y 8 meses de edad, alcanzando su punto máximo alrededor del año”.
“Se trata de una respuesta emocional natural que ocurre cuando el bebé empieza a desarrollar un fuerte vínculo con sus figuras de apego —generalmente mamá, papá u otros cuidadores cercanos— y toma conciencia de que son personas independientes que pueden alejarse de su vista”.
“Durante esta etapa, es común que el bebé llore, se altere o se muestre muy inquieto cuando sus cuidadores se alejan, aunque sea por poco tiempo. También puede mostrarse más demandante, tener dificultades para dormir o resistirse a quedarse con otras personas”.
¿Por qué sucede?
“A nivel evolutivo, este comportamiento tiene una función protectora: el bebé comienza a distinguir entre personas familiares y extrañas, y busca mantenerse cerca de quienes le brindan seguridad. Aunque puede resultar desafiante para las familias, es una señal positiva de que el bebé está desarrollando un apego saludable”.
“La angustia por separación, aunque puede ser intensa, es transitoria. Con acompañamiento respetuoso, el bebé irá ganando confianza y aprendiendo que las separaciones no son definitivas y que sus figuras de apego siempre regresan”.
“Se debe tener en cuenta que esta etapa NO es un retroceso ni un capricho: es un signo de que el bebé está creciendo y formando lazos fuertes. Con el acompañamiento adecuado, esta etapa será una oportunidad para fortalecer el vínculo y ayudar a nuestro bebé a construir seguridad emocional”.
¿Qué pueden hacer las familias?
“Lo más importante es acompañar al bebé con paciencia y mucho amor. Algunas recomendaciones son:
Anticipar las salidas, hablándole con cariño: “Ahora voy a salir un ratito, pero vuelvo pronto”.
Evitar irse sin avisar, ya que eso puede aumentar su ansiedad.
Mantener rutinas claras, que le den previsibilidad y confianza.
Y sobre todo, tener presente que esta etapa pasará.
Si tenés dudas o te sentís sobrepasado en este proceso, no dudes en consultar con un profesional. Siempre es mejor transitarlo con apoyo”, culminó.
Diario La Paz